Horas de llamadas interceptadas y numerosos giros de dinero fueron las pruebas con las cuales las autoridades confirmaron lo que venían sospechando hace varios meses: el tráfico de mercancía se tomó las redes sociales.
Cuentas de Instagram, Facebook y Twitter, así como cadenas de WhatsApp, forman parte de la nueva modalidad que están usando las personas para ofrecer y vender ropa, zapatos, joyas y hasta medicamentos, que no pagan impuestos o son fabricados de forma falsificada y comercializados a precios inferiores a los del mercado.
De acuerdo con investigadores de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), son tres grupos de personas los que están detrás de estas redes criminales. El primero es el comerciante, y es quien pone le cara en las redes sociales; el segundo, el importador, que busca pasar desapercibido en el mundo digital para no levantar sospechas, ya que es el encargado de mover la mercancía.
Por último, el tercer actor es la empresa fachada que usan para poner a su nombre los sitios web de venta y los lugares de almacenamiento.
De acuerdo con el general Juan Carlos Buitrago, director de la Polfa, “estas personas, que antes llenaban bodegas y almacenes, ahora están migrando al comercio electrónico ilegal por las operaciones físicas que venimos haciendo. Acá están incluidos productos que son falsificados o de contrabando, y en general han tomado mucha fuerza en los últimos años”.
El modus operandi de estas bandas tiene a las redes sociales como su nueva vitrina comercial. Uno de los investigadores que desarticularon una de estas bandas contó que los operativos para dar con estos productos fraudulentos incluyeron las interceptaciones de llamadas e, incluso, la participación de un agente encubierto.
“Él fue quien hizo contacto con los vendedores y compró una cantidad de mercancía. Los productos se sometieron al estudio de un perito que determinó que eran imitaciones de muy buena calidad, pero también había otros que eran originales pero habían entrado al país sin pagar impuestos”, dijo.
La alerta les saltó a las autoridades cuando encontraron que por medio de cuentas de Instagram y Facebook ofrecían productos que en el mercado tienen precios elevados, pero allí los vendían hasta un 70 por ciento más económicos.
Marcas de lujo en camisas, pantalones, zapatos, correas y joyas hacían parte del ‘portafolio’ de los delincuentes, quienes tenían dos modalidades de entrega, según el investigador.
Una, el contacto del vendedor con el comprador, quien le muestra su ‘catálogo’ vía WhatsApp y le hace llegar los productos a domicilio; en este caso, los bienes son enviados en la modalidad de menudeo, es decir, a través de paquetes pequeños o medianos, que recorren el país tanto por vía terrestre como aérea y llegan al destino escogido, no sin antes haber recibido un giro de dinero o consignación bancaria.
De hecho, la Polfa tiene detectadas operaciones financieras por más de 1.000 millones de pesos, correspondientes al pago de unos 16.000 envíos de mercancía fraudulenta que lograron concretar las bandas.
La otra modalidad, aunque menos común, es la de “casas boutique”, como las llama el director de la Polfa: “Se trata de apartamentos que están llenos de mercancía de marcas de lujo falsificada o de contrabando; a las personas interesadas les dan el contacto y la dirección del dueño de la casa, y una vez allá se ofrecen los productos. El principal medio de comunicación de estos delincuentes son las cadenas de WhatsApp”, aseguró el funcionario.
Según Fenalco, estas prácticas han venido aumentando con el pasar de los meses, debido sobre todo a la masificación del internet en el país.
En opinión de Eduardo Visbal, vicepresidente del gremio, “las redes también se están usando para llevar a cabo estas actividades, pero, como cualquier otro contrabando, responde a tres cosas: las altas tarifas arancelarias, el exceso de regulación que hay en Colombia y la prudencia de los funcionarios para tratar este tema”.
Fuente: https://www.portafolio.co/economia/finanzas/el-contrabando-se-toma-las-redes-sociales-532618