Al segundo intento, lo logró. El polifacético Franky Zapata —empresario, deportista, inventor, concursante televisivo y estrella del desfile militar del último 14 de Julio en París ha cumplido por fin el sueño de cruzar el canal de la Mancha montado en su tabla voladora.
El 25 de julio, 110 años después que el aviador Louis Blériot sobrevolase por primera vez en avión el canal, Zapata fracasó. Cuando intentaba repostar a medio camino, su vehículo, el Flyboard Air, se accidentó. No se dio por vencido. A las 8.16 de este domingo ascendió con su ruidosa tabla en Sangatte, en la costa francesa, y 22 minutos después aterrizó en la británica.
El breve viaje, a una velocidad que alcanzó los 170 kilómetros por hora y a una altura de entre 15 y 20 metros por encima del nivel del mar, mezcla la proeza deportiva y tecnológica con el espectáculo. El canal que separa Francia y Gran Bretaña es desde hace siglos una frontera simbólica que ha atraído a todo tipo de personas en busca de desafíos. Blériot, pionero de la aviación, no fue el único. Más de un siglo antes, en 1785, el francés Jean-Pierre Blanchard y el americano John Jeffries ya lo habían cruzado el globo.
El dispositivo es una plataforma negra que despega en vertical, propulsado por cinco turborreactores de aire alimentados con queroseno, que posibilitan avanzar hasta 190 kilómetros por hora. Para lanzar su proyecto, Zapata tuvo que luchar hasta con la siempre difícil burocracia francesa, ya que no existía un marco legal que encajara con su invento y este estuvo parado en 2017 durante varios meses, porque no respetaba las normas de seguridad y de homologación. Pero todo eso queda ya lejos. Y los planes para la Flyboard son ambiciosos. Hasta el Ejército se ha interesado en esta tabla voladora, que podría ser utilizada en el futuro en operaciones urbanas o como “plataforma logística volante o hasta de asalto”, como ha aventurado la ministra de Defensa, Florence Parly, muy metida estos días en todo lo que suene a aventura espacial.
De hecho, en la retina de todos los franceses y de buena parte del mundo quedó grabada esa imagen del 14 de julio, cuando Zapata se convirtió en la estrella del tradicional desfile militar en París. Vestido enteramente de negro y fusil en mano, Zapata parecía venido del futuro cuando sobrevoló los Campos Elíseos hasta llegar a la tribuna presidencial en la plaza de la Concordia. Allí, ante la mirada fascinada del presidente, Emmanuel Macron, y la decena de mandatarios europeos —Angela Merkel incluida— y altos representantes invitados, planeó varias veces antes de volver a perderse en el cielo parisino entre ovaciones y exclamaciones de asombro.